lunes, 9 de noviembre de 2009

rozando el cielo

La oscuridad se cernía sobre el caballero que habitaba en la cueva que se había autorecluido, las noches y los días pasaban delante de sus ojos, como una ráfaga de viento, carecía de motivaciones por las que volverse a subir a su jamelgo.

Una mañana gris como todas las que había vivido desde hacia ya no sabia cuanto, un rayo de luz consiguió colarse entre la densa capa de nubes iluminando su cara, entonces se dio cuenta de lo entumecido que tenia el corazón bajo aquella manta nebulosa, pero aun se resistía a abandonar su cueva que la casi la consideraba como su casa, hasta que el rayo de luz apartó de un solo golpe la tela que cubría su alma y la llenó de calor.


Hace un mes desde que el sol brilla ininterrumpidamente sobre la cabeza del caballero desde entonces puede ver lo magnifico que es su sol, y lo que tanto le debe.

Ai shiteru

Mina rakastan sinua