Los cristabeles bajo el agua, reflejaban la luz de Ísade, formando un espejo en el lago. Los lugareños no recobran la ultima vez que habían visto salir por ultima vez a ICADE, la mas pequeña de las tres lunas pero también la mas peligrosa, según contaba la leyenda, ésa misma leyenda relataba que la salida del pequeño astro auguraba una noche terrible donde el mal salía fortalecido, puesto que la luna era el mismísimo centro de poder de la magia oscura.Mientras tanto Ephir no podía detenerse a mirar la luna, puesto que su mente lo urgía a huir por el bosque que tenia delante, cada aliento parecía el ultimo, sus pulmones le ardían por el esfuerzo, y tenia la boca seca, sus manos no eran, mas que unos témpanos de hielo que se agarraban un cetro con las fuerzas que le quedaban. Cada vez estaba mas cerca, y al pobre mago se le estaban agotando las fuerzas,
20 primaveras eran las que podía contar, muchas si hablamos en términos humanos, pero demasiado pocas sabiendo que son los últimos minutos de vida, pero con la energía necesaria, para intentar evitar tan cruel destino, la sombra le estaba al acecho, tanto que la veía detrás de cada árbol, debajo de cada hoja y encima de cada rama
Ephir se detuvo intentando recuperar la respiración, cuando escuchó un ruido procedente detrás se giro mientras la sombra caía sobre el, casi como un acto automático, recitó el ultimo hechizo que tenia guardado, en esos segundos, todos sus pensamientos desaparecieron, sus temores y sus dudas, solo alcazaba a ver y escuchar las palabras escogidas para dicho conjuro y ver como se le grababan a fuego en su mente mientras las recitaba, para ver como luego desaparecían como una voluta de humo
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